El valle de Mala alberga esta casa de campo y retiro de un fotógrafo. Con la premisa de contar con paredes para colgar sus obras, la casa fue concebida priorizando los llenos a los vacíos.
El ingreso desde la parte posterior de la casa es indirecto, es un espacio íntimo y de techo bajo, que sirve de transición para el área social: espacio abierto, integrado y de techos altos que abre la visual hacia el paisaje.
Se plantearon 3 volúmenes claramente definidos: área social central, área de dormitorios y área de estudio. Entre ellos, se dejan vacíos para las circulaciones que rematan en perspectivas hacia el paisaje.
Reforzando el concepto de un “lienzo en blanco” que permita exhibir mejor las obras, se utilizaron pocos materiales: los pisos y paredes son de cemento, toda la madera de la casa es teñida en charcoal y los tableros en acero inoxidable.